Microbiota de la piel: la dermobiota
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Tenemos billones de microorganismos habitando cada superficie de nuestro cuerpo, es lo que se conoce como microbiota. La microbiota intestinal es la más conocida, pero tenemos microbios habitando cada rincón de nuestro cuerpo. En este artículo descubrirás qué es la dermobiota, qué impacto tiene en la salud de nuestra piel y qué probióticos son útiles para mejorar la salud cutánea.
¿Qué es la dermobiota?
La dermobiota es el conjunto de microorganismos que habitan sobre nuestra piel. Son bacterias, hongos, virus e, incluso, ácaros. Que este ecosistema microbiano esté en equilibrio o eubiosis es fundamental para la salud de nuestra piel.
Existen diferentes zonas en la piel, unas son más secas, otras más húmedas y otras tienen más grasa…todo esto va a condicionar el tipo de microbiota que vamos a encontrar en cada una de ellas.
- Las zonas sebáceas, se localizan en la cara, el pecho o la espalda. Su nombre ya indica que es donde encontramos más grasa y esto hace que predominen bacterias de los géneros Cutibacterium (antes denominado Propionibacterium) y Staphylococcus. La dermobiota de las zonas sebáceas se caracteriza por tener una menor diversidad respecto a otras zonas.
- Las zonas secas se encuentran en las piernas y brazos. Aunque predominan también los géneros bacterianos Cutibacterium y Staphylococcus, es abundante la presencia de Proteobacterias.
- También contamos con zonas húmedas, que son aquellas donde hay más glándulas sudoríparas. Estas zonas cuentan con la microbiota más diversa. A nivel bacteriano hay abundancia de géneros: Cutibacterium, Corynebacterium, Streptococcus y Staphylococcus. También es importante la presencia de hongos, principalmente Malassezia.
Para tener una piel saludable, además de cuidar la dermobiota, hay que prestar atención a la microbiota intestinal. Como lo has oído, existe una conexión entre el intestino y la piel, es lo que se conoce como eje intestino-piel. Se ha demostrado que el desequilibrio de la microbiota puede influir en la salud de la piel. La disbiosis o desequilibrio de la microbiota intestinal favorece trastornos cutáneos, esencialmente aquellas patologías inflamatorias de la piel.
Impacto de la microbiota en la salud de la piel
La microbiota intestinal y las sustancias que este ecosistema microbiano produce pueden afectar a la salud de la piel. Veremos cómo diferentes trastornos de piel se asocian a ciertos desequilibrios de la microbiota intestinal.
Algunos de estos problemas de piel se relacionan con la hipótesis de la higiene que plantea que la falta de contacto con microorganismos “amigos” favorece una respuesta inadecuada del sistema inmunitario, propiciando el desarrollo de estos trastornos. En las sociedades industrializadas se describe una pérdida de diversidad microbiana (como ocurre en otros ecosistemas terrestres: bosques, selvas, etc.), por el abuso de antibióticos y otros fármacos, la falta de contacto con la naturaleza, poca variedad en la alimentación, etc.
Dermatitis atópica
En la dermatitis atópica se observa la alteración de la microbiota intestinal y de la piel. A nivel de la dermobiota, se describe un incremento de Staphylococcus aureus y una menor diversidad microbiana. Este microorganismo, cuando está en menor proporción se puede considerar “amigo”, pero cuando sobrecrece, forma biofilms, produce toxinas y genera inflamación. Algo similar ocurre con el hongo Malassezia, su exceso contribuye a la respuesta inflamatoria en personas con dermatitis atópica.
A nivel de la microbiota intestinal, en personas con dermatitis se observa una menor proporción de microorganismos comensales, como bacterias productoras de butirato o el género Bifidobacterium.
Diversas combinaciones probióticas se han estudiado en la dermatitis atópica. A nivel de prevención, son muchos los estudios que plantean el uso de probióticos en mujeres embarazadas para reducir el riesgo de sufrir este problema de piel en los bebés. Combinaciones probióticas con bifidobacterias como B. breve M-16V y B. longum BB536, pero también algunas que incluían lactobacilos, especialmente L. rhamnosus, han demostrado utilidad en este sentido.
Los probióticos también han sido estudiados por su capacidad de reducir la severidad de la dermatitis atópica en niños y adultos. En este sentido, parecen útiles, ciertas cepas de L. rhamnosus, L plantarum, L. fermentum, L. casei, L. paracasei o Bifidobacterium.
Psoriasis
La psoriasis, un trastorno inflamatorio crónico que afecta a la piel, también se ha relacionado con la disbiosis o alteración de la microbiota. En las personas que padecen este problema de piel se describe un sobrecrecimiento de ciertos microorganismos asociados a un empeoramiento de los síntomas, como Staphylococcus aureus,Streptococcus pyogenes o Candida albicans.
El desequilibrio de la microbiota se relaciona con un exceso de permeabilidad intestinal, conocido también como intestino agujereado. Esta alteración de la permeabilidad genera un estado de inflamación crónica que favorece la progresión de trastornos inflamatorios, como la psoriasis. Por este motivo, equilibrar la microbiota y mejorar la barrera intestinal puede ser útil en este tipo de problemas de piel.
Algunos microorganismos probióticos han demostrado mejorar los síntomas en personas que sufrían psoriasis, es el caso de B. infantis o L. rhamnosus. También se ha estudiado diferentes combinaciones probióticas como adyuvante a los corticoides. Algunos ejemplos son la combinación de B. longum, B. lactis y L. rhamnosus, así como, L. acidophilus, B. bifidum, B. lactis y B. longum, que lograban reducir la severidad de la psoriasis.
Dermatitis seborreica
En la dermatitis seborreica se produce un aumento de actividad de la glándulas sebáceas, son características las escamas o costras en el rostro o el cuero cabelludo.
Aunque la alteración de la microbiota intestinal no se conoce tanto en este problema de piel, sí se describe a nivel cutáneo un sobrecrecimiento del hongo Malassezia.
Se ha observado que el uso de probióticos orales, como algunas cepas de L. paracasei, demostraron una mejoría en los síntomas.
También se ha estudiado la aplicación tópica de L. crispatus P17631 y L. paracasei I1688, que lograba una mejora los síntomas de la dermatitis seborreica y modulaba la dermobiota: disminuyendo hongos como Malassezia y bacterias como Staphylococcus.
Acné
El acné es un trastorno inflamatorio de la piel que comienza en la pubertad con el aumento de las hormonas sexuales que favorecen el incremento en número y actividad de las glándulas sebáceas de la piel. Aunque es un problema típico de adolescentes, lo sufren sobre el 85% de ellos, persiste en muchos casos en la edad adulta.
A nivel de la microbiota cutánea se describe un incremento en ciertas cepas virulentas de Cutibacterium acnes, que promueven la mayor producción de sebo, la obstrucción de poros (formación de comedones) y la inflamación de la piel. C. acnes logra esto mediante la producción de enzimas que dañan las células de la piel y la formación de biofilms, estructuras que le confieren resistencia a los tratamientos antibióticos.
La disbiosis, la alteración de la permeabilidad del epitelio intestinal, así como las dietas a base de ultraprocesados, empeoran o favorecen la aparición del acné.
Se han realizado diferentes ensayos clínicos con probióticos orales para el acné, empleando cepas como L. rhamnosus SP1 o L. plantarum CJLP55, además de combinaciones probióticas como B. breve, L. casei y L. salivarius, demostraron mejoras en la severidad de este trastorno de piel.
También se ha planteado la aplicación tópica de L. plantarum, así como, L. rhamnosus o L. pentosus, para mejorar la inflamación y el tamaño de las lesiones.
Rosácea
La rosácea es un trastorno inflamatorio de la piel que causa enrojecimiento y picor en la cara. Está relacionado con una alteración del eje microbiota-intestino-piel, cómo se demuestra en que este trastorno es más frecuente en personas que sufren problemas intestinales (celiaquía, enfermedad inflamatoria intestinal, colon irritable, etc).
Un ejemplo de ello, son las personas que tienen sobrecrecimiento de microorganismos en el intestino delgado (SIBO), los estudios indican que es hasta 20 veces más frecuente que también padezcan rosácea. El mecanismo que relaciona estos dos problemas está ligado a la permeabilidad intestinal. Las personas con SIBO pueden tener hiperpermeabilidad, que favorece la inflamación de bajo grado y va desencadenar el proceso inflamatorio a nivel de la piel.
Apenas hay estudios de intervención con probióticos en rosácea, un estudio empleó una combinación probiótica con bifidobacterias junto a fármacos inmunomoduladores observando un porcentaje mayor de remisión respecto al grupo que recibía el tratamiento farmacológico habitual.
Envejecimiento de la piel
El envejecimiento de la piel por efecto de la radiación solar, también conocido como fotoenvejecimiento, se ha relacionado también con la dermobiota.
Algunos hongos y bacterias que habitan sobre nuestra piel modulan la producción de melanina en nuestra piel. Algunos incluso son capaces de producir este pigmento, mientras que otros logran captar radicales libres, moléculas con capacidad de oxidar nuestra piel.
Ciertos probióticos han demostrado utilidad para contrarrestar el envejecimiento de la piel. Algunos microorganismos gracias a su acción antioxidante o la capacidad de impedir la degradación del colágeno, se les atribuye propiedades antiarrugas. Es el caso de ciertas cepas de L. plantarum, L. acidophilus, B. breve o L. sakei.
Otros microorganismos pueden impedir la formación excesiva de melanina que es la causa de la hiperpigementación de la piel. Lo logran inhibiendo ciertas enzimas implicadas en la formación de este pigmento. Además, algunas bacterias probióticas pueden mejorar la deshidratación de la piel que es otro signo de la edad. Se consigue mejorando la barrera cutánea, incrementando los niveles de ceramidas y reduciendo la pérdida transepitelial de agua.
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Muy interesante estas referencias. Hay que aprender a tratar amigablemente a nuestra piel y los probióticos parece que lo hacen. Gracias